2 de junio de 2009

La mala Fortuna de Francisco



Cuando apenas tenía 7 años, mi abuelo era el boletero de un pequeño parque de diversiones en Carlos Paz . Estaba en pleno centro. Había una vuelta al mundo con asientos multicolores, un indomable toro mecánico, algunos flipers, un gusano loco que giraba sobre un mono riel, la infaltable rueda de la fortuna con su desazón lúdica de una vida mejor. Y por supuesto, estaba ella, la figura central, la única estrella en ese parque: la calesita. Yo podía subir cuando quedaban lugares sin ocupar, esto ocurría con frecuencia salvo los fines de semana. Cuando había mucho trabajo, mi abuelo vendía los boletos en la garita que oficiaba de boletería, luego encendía el motor de la calesita, controlaba los boletos de los niños subidos a un caballo, o a un viejo avión con hélices en la punta, un cerdito rosadito con pretensiones Disney, o un convertible descapotado con dos volantes. Y después se coronaba como un gladiador, blandiendo la sortija al borde del abismo. Era el hombre a vencer para obtener esa joya de metal oxidado que se canjeaba por un boleto, para otra vuelta, para otra batalla. Era lo más. Pero cuando iba agitando mis manos, con medio cuerpo asomado buscando el desafío para atrapar la sortija, cuando yo estaba a centímetros de ganar mi momento de gloria, mi abuelo levantaba su mano y me dejaba pagando. Explícitamente me excluía de la contienda. Una y otra vez, tantas como vueltas daba la calesita. Nunca mientras mi abuelo fue calesitero gané la sortija. Fue una sutileza de honestidad, una forma, sin muchas explicaciones, de enseñarme a no hacernos los boludos para obtener algún rédito. –
Casi 30 años después veo este afiche donde un legislador, seguramente siguiendo los designios de algún gurú marketinero, pone su apellido casi en forma clandestina, y resalta su nombre de pila: Francisco. Alguien pensó, que en este país, no era bueno asociar Fortuna, con política, y con candidato. Una sutileza demasiado deshonesta para alguien que nunca pudo sacarle la sortija a su abuelo.

No hay comentarios: